Extraño
tu caricia suave, profunda,
la catarsis lenta, profusa
de antaño.
Tuve uno
tuve tres
tuve cien.
Cuando aprenda a bailar
quiero que sea
como epiléptico.
Añoro
que me quites la angustia
cuando la noche se vuelve mustia
y lloro.
Tengo algunos
tendré más
no los quiero.
No nací para ser amado.