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Miedos

Tengo 35 años. Recién cené con dos amigas y estamos terminando el segundo vino de la noche. Me queda un fondito y trato de bajarlo de un trago, pero al final algo espeso pasa entre mis labios. Debe ser borra, la puedo tragar rápido y acá no ha pasado nada. Pero es muy espesa, mejor la escupo en el vaso.

Tengo 8 años, quizás 7. Mamá me sirvió Coca (es raro que haya gaseosa en casa) y estoy yendo a la pieza de mamá y papá a mirar la tele. Me siento en la cama, apoyo el vaso en el piso, prendo la tele, miro el vaso, cambio de canal, pongo dibujitos, miro el vaso, miro la tele, pienso en el vaso. Imagino que una cucaracha entra en el vaso y que yo, sin saberlo, me la trago. Miro la tele. Miro el vaso. Tomo un poco. Dejo el vaso. Miro la tele. Pienso en el vaso. No pienso en el vaso, pienso en la cucaracha. No miro la tele, pienso en la cucaracha. Tendría que haber apoyado el vaso arriba de la cama, ese lugar seguro al que, según papá , los insectos no pueden subir. Mejor voy a la cocina y tiro la cuca... la Coca.

Tengo 10 años. O 12, o 15, da igual. Anoche dejé un vaso de Coca al lado de la cama. Sin dudas tiene una cucaracha, voy al baño y la tiro en el inodoro.
Tengo 19, 20, 21... Se repite la historia con una taza de café que dejé un rato descuidada.

Tengo 25, tengo 30, ya no importa. No sé si tomar de esa botella de vino (¿o es un vaso de fernet?), porque, aunque sin dudas tiene una cucaracha adentro, tambien es cierto que gasté guita en la bebida y no la puedo desperdiciar. La voy a tomar de a sorbitos y con asco.

Tengo 35 años. Le doy un último trago al vino y, al final, una cosa espesa se traba entre mis labios. Podría tragarla, pero mejor la escupo en el vaso para ver qué es.
Adriel16 de febrero de 2024

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