Nadie me advirtió.
El dolor que se acumula en mi corazón, como la ponzoña, es tan agudo que de algún modo intenta escapar de mí, a través de mis lágrimas. A través de gritos. Golpes. Arañazos.
Pasará, ya verás. Todo el mundo dice eso.
Pero ellos no comprenden. No saben. Pobres ignorantes que no han conocido el amor verdadero.
Salir a la calle te conviene, dicen.
Pero ya todo me parece triste, vacío. Todo me recuerda a él y me hiere.
Quisiera arrancarme la cabeza para dejar de pensar, de recordar.
Ojalá existiese una medicina que te hiciese olvidar.
Y a pesar de todo el Sol sigue brillando, ajeno a todo. Impasible. Egoísta. Sin corazón.
Así quisiera ser yo también en este momento.
Dos golondrinas revolotean juntas muy alto. Después se dirigen hacia el suelo y se separan.
Una hoja cae de un árbol, seca.
Una lágrima nace con la simple misión de descender por mis mejillas.
Querida Laura..Un amor lleno de nostalgias, te deja herida el alma.Vacía de esa luz que alumbraba tu vida. Quizas el amor verdadero aun no ha llegado a t vida.. Bello y delicado texto ¡¡Me ha encantado leerte !!
Cariños...Juan Carlos.