¿Qué quieres de mí?, le pregunté mientras se levantaba un mechón de cabello, aquellos nada uniformes que le caen siempre al rostro y le quitan visión
Su ojos decían: no lo sé y así con miradas entrelazadas y los mismos movimientos engarrotados, dije: “Vas caminando y mientras lo haces volteas hacia atrás siempre. Si pudieses caminar viendo lo que tienes detrás, caminarías en reversa para que nadie te alcance, pero no te das cuenta que aún así puedes chocar con el frente”
Y así como si leyera su mente procedí:
¿Qué que tiene que ver conmigo? el golpe va a llegar por un lado o por el otro. Por arriba o simplemente por abajo y sólo somos dos, pero ambos vemos en la misma dirección.
Sin cambio en su rostro y con suspiros sincronizados, dejamos caer nuevamente los mechones y precedimos a empezar el día, caminando en reversa como cual espejo.
