En el perfume escondido, camino sin rumbo,
rumbo entre penumbras, árboles unidos por
deseos de vida...se interrumpe el paso de
una humanidad perdida.
Se olvidaron los versos tras las hojas inquietas,
en su silencio, tan verde como el olivar.
Y estabas, deshojando los poemas de mil años,
buscando la idea justa, añorando la canción profana.
Me siento como los pasos insonoros de la tarde.
No soy el paisaje en su total tormenta o el dardo
que detiene al sol.
Poeta de tardes entre sueños de papel,
dichoso en su mirada, tierno en la palabra.
Fueron arena los versos que colgué en el bosque,
y océano el ritmo que en tu corazón aclamas.
Mil años más para ser playa cuajada de versos
o corazón de fruta, comprada en la mañana.
