TusTextos

Generador

En un gesto sin parcimonia se puso de pie, después de estar tendido las ocho horas que necesitaba para descansar. Se vistió sin pensar en como hacerlo, fue al baño.
Diez minutos y una puerta, lo íntimo y el respeto.
Después de recorrer un pasillo y mejorar su estado, puso la cafetera en el fuego que acaba de generar en la tercer hornalla de la cocina era la de la esquina izquierda, inferior. La cocina es un lugar placido. Es amplio, fresco y luminoso.
Mientras el agua se calentaba estampo algunos billetes de 5 pesos, los puso a secar, limpio la prensa y los sellos, los escondió y pudo ver el vapor desde los lejos, mientras, se acerco para terminar el café.

Los billetes ya estaban secos, y procedió a arrugarlos un poco, mientras el ascensor bajaba lomas rápido que podía mientras las luces quebraban la oscuridad del túnel. Paso por el kiosco y compro cigarrillos, una gaseosa chica, un alfajor de los grandes y unas gafas obscuras estilo aviador.

El colectivo lo tomó por sorpresa pero estaba listo, pudo acomodarse pronto, era el único que no tenia que manejar en el bus, eran las 3 a.m. y la gente duerme mas los miércoles.
Dos paradas después subió una mujer.
Imaginar lo que podría decirse de ella, fue su primer reflejo y se quedó pensando.
Hasta que simplemente la vio, una sonrisa fue dibujada al tensar los músculos involuntariamente.
Le tomaría horas memorizar el nombre de todos los músculos que se usan para hacer lo que sale sin siquiera pensarlo.

Después se recostó como de costado, rebotando contra la ventana mirando el mundo que pasaba a 60 Km. por hora en cada segundo frente a sus ojos, y se sintió tan quieto que saco una libreta y comenzó a anotar. Guardó la libreta y se volvió a recostar durmiéndose sin querer hacerlo.

Cuando se dio cuenta estaba varias paradas más allá del destino al que debía prestar atención, solo atinó a bajarse aunque en verdad no sabía dónde estaba, caminó buscando un lugar que lo oriente, algo que se parezca a alguna cosa que ya conozca; y en medio de su desconcierto se vio parado frente a un desierto inexplicable. Ya desesperado trató de volver al menos al lugar de donde había venido, pero después de mucho pasar y más caminar seguía en ese desierto que parecía infinito.
Todo le resultó imposible y eso fue porque nada de esto podía estar sucediendo, la lógica se había perdido y según sabía, ese desierto no existía; vivió siempre en esta ciudad y sabía que ese lugar donde caminaba no era real. Ya cansado decidió dormir, seguro de que esto dejaría de existir cuando se levantara.

Al despertarse estaba en el ómnibus vacío ya, de toda persona; ahora sí era el único, ni el chofer estaba donde debía, el ómnibus estaba inmóvil y las ventanas tenían un tono rojizo que cambiaba la luz en el lugar, el cuero de los asientos brillaba más, y el aire casi decía algo.
Se levantó impactado, recorrió el pasillo hasta llegar a la puerta del frente que estaba abierta y como si fuese una profunda pesadilla desde las escaleras solo pudo ver una extensión de arena, al salir al desierto donde durmió para escapar, pudo ver que el ómnibus estaba rodeado de pedazos de cuerpos y comprendió que lo rojo en las ventanas era sangre, solo atinó a correr todo lo que pudo hasta que cayó cansado y confundido.
A tientas y muy de a poco, se levantó mirando hacia dónde estaba el ómnibus y no vio nada más que la escena horrible y el paisaje vacío; lo único normal era el cielo que seguía en el lugar donde el creía debía estar, todo lo demás había dejado de tener sentido, y tratar de explicarlo pasó a ser ahora su cometido; se sentó en medio de la nada estiró sus piernas y miró al cielo bien sabido por él; su último refugio.

Consideró la posibilidad de estar loco, de estar alucinando o quizás muerto y envuelto en algún infierno; ante tantas reflexiones despertó la necesidad de consulta y la soledad paso a ser un nuevo miembro en su entorno, sin nadie más que el mismo para responder lo que no sabía, comenzó a inquietarse y dijo: ¿“cuáles son las opciones que tengo”?; y con mucho esfuerzo pudo enumerar 4.
Ninguna satisfacía su criterio y decidió acudir al único factor que conocía como cierto: es cuestión de dormir para que las cosas cambien, aunque hasta ahora cada vez que cambiaron, empeoraron. El seguía intacto, tenía un poco de sed y recordó que los ómnibus poseen radiadores; extrajo el agua que necesitaba y se fue a dormir.
Al despertar estaba en un jardín lleno de frutos y flores, las aves cantaban y cielo estaba más hermoso que nunca: el ómnibus estaba quieto y decidió salir a explorar y buscar de algo para comer. Al bajar las escaleras vio que estaba rodeado de sandias y que a unos metros había frutillas y jazmines: los avestruces caminaban entre las plantas de melón y los cítricos daban sombra entre otras cosas. Aquí tenía comida, agua, tranquilidad, belleza; un paraíso. Decidió aguantar la mayor cantidad de tiempo posible despierto y de recorrer lo más posible el lugar.
Temía alejarse del colectivo, todo era onírico y la belleza descomunal, pero igual entendía que era un lugar irreal; lo supo al ver a los pingüinos acicalando a los elefantes entre los prados de menta.
Caminó durante veinte horas, vio leones, jirafas, ballenas y todos eran indiferentes ante su presencia, no gestaban ni el más mínimo entendimiento; era como si no existiese para ellos.
Eran muy bellos y mientras caminaba distraído pensando, un pelicano le picoteo los pies desde atrás pero sin traición.
El se dio vuelta y exclamo “¡juajajaujauajaaaaaa!”. Mientras pensaba: “que mierda .. la reputa madre y demás…”; el ave permaneció inmóvil 10 segundos, luego ladeó su rostro para poder verlo mejor, abrió su pico emitiendo un sonido indescriptible y escupió de su interior una caja con una etiqueta que decía, perfore aquí .
Al ver esto lo único que atinó a hacer, fue seguir las instrucciones; ya que no conocía las reglas del lugar entonces, perforó.

Una gran cantidad de polvo comenzó a salir formando una nube inmensa, que se disipó muy lentamente dejando entrever, mientras lo hacia una botella de gaseosa: se sorprendió, era justamente en lo que estaba pensando, una bebida de cola de 600 ml tapa a rosca, en envase contaminante, no podía creerlo. Miro fijo al pelicano, que esta vez en silencio, volvió a escupir una caja. Cerró los ojos, volvió a perforar y sí, un sanguche de milanesa.
Sin pensar siquiera, comió el sándwich en poco tiempo y mientras hacia la digestión tirado panza arriba y entre sueños, ve al pelicano y piensa: “ no tengo que dormir, todo cambiará, y no estará este ave. Al menos de todo este hermoso lugar, el debe venir conmigo”.
Tenía mucho sueño y pensar se hacia difícil; después de mitigar al ave y hacer que escupiera centenares de cosas inútiles; éste escupe una orca y él se detiene a pensar: “Lo ato a mis pies y ya está”.
Después de correrlo y atarlo con sus últimas fuerzas ya con 56 Hrs. despierto se cae desplomado y duerme irremediablemente.

Al otro día lo despertó el olor a azufre, al abrir los ojos le costó ver lo que había; pensó que podía ser por el tono rojizo de la luz, pero volvió a cerrarlos inmediatamente decidió no ver; solo dormirse inmediatamente de nuevo.
El miedo lo obligó a mirar y pudo ver a centenares de hombres con los pies atados a obeliscos de hielo por una cadena indestructible y con una gran bestia durmiendo sentada junto al obelisco.

Todas las personas que estaban en el lugar le hacían señales de que no haga ruido y el las veía preocupadas y agotadas, miró al cielo y escucho que alguien estornudó. La bestia que custodiaba el obelisco del resfriado, se puso de pie y destruyó todo y a todos; 30 Mts. a la redonda del obelisco que cuidaba, en absoluto silencio, sin emitir ningún sonido ni generar sonidos con lo que emitía.
.
Esto lo dejó, por suerte para él; mudo. Entre cada uno de ellos había un espacio prudente y los obeliscos estaban a unos 10 metros de distancia los unos de los otros.
Lo que le hizo a la gente que estaba próxima, y las consecuencias que traía el hecho de que alguno de ellos haga ruido; bestia, grito callado, salto invisible, carne trozada, sangre espumada, silencio absoluto, sangre rodeada, silencio pulcro, chorros imprudentes, arranca, inicia, desgarra, separa, desbarata, usa, destruye, aniquila, extingue, se sienta; reengendra.

Y esto fue lo que más le impactó; manteniendo absoluto silencio, la bestia parió otra exactamente igual a ella, después parió un anciano dormido. La bestia recién nacida se puso de pie, caminó y del suelo levantó un obelisco; después parió una mujer hermosa durmiendo; y dos bestias iguales a ella.

Al poco tiempo el espacio estaba ocupado y al mirar al horizonte no podía divisar en ninguna dirección donde terminaban los obeliscos. Cerró los ojos y trató de dormir.
Pensando en el pelícano, por primera vez en mucho tiempo; volvió a soñar.

1º sueño

Se despertó en un día normal imprimió billetes suficientes como para una semana. Y se puso a golpear la piedra que tenía, una semana quieta.
El polvillo del mármol dibujaba un arco iris con la luz que entraba por la ventana, y el tiempo del golpeteo marcaba la intensidad del obrar. En una pausa bajó 7 pisos, compró una gaseosa, un paquete de cigarrillos largos y un marroc.
En el camino comió el bombón, y mientras subía el ascensor tomó un trago de la gaseosa,; al abrir la puerta encendió un cigarrillo puso música suave y comenzó a perforar el mármol con mucha delicadeza, acariciando la superficie con la mecha que ingresa en la roca abriendo el camino que genera debilidad. Un agujero de debilidad.
Marco una línea de agujerillos equidistantes y comenzó a golpear al ritmo de la música. Una nueva forma comenzó a gestarse.
Suena el timbre y al atender es Judit; mientras llegaba a la puerta, pudo ver que estaba muy bonita y bailando despacito.
Al abrir la puerta un grito horrendo lo despierta.

Al abrir los ojos ve al pelícano, nuevamente en un lugar completamente vacío.
Mientras se levantaba el ave, se aleja unos metros y grita nuevamente. Abrió las alas, agitó la cabeza y avanzó bruscamente unos metros; él ya de pie, retrocedió.
Pensó muy fuertemente en una doble de queso, con papas y gaseosa grande, mientras el pelícano hacía cada vez más ruido, hasta que al escupir una caja se silenció.
El tomó la caja, la perforó y obtuvo lo que quería. Sació su hambre y volvió a mirar al pelícano.
En el lugar no había nada, absolutamente; se sentó y se dio cuenta que esto no llevaba a ningún lugar, sintió que su vida no tenia sentido; miró al pelícano, que volvió a escupir una caja. La perforó y tras la nube de polvo se comenzó a ver una mesa; llena de chocolates y sustancias similares. Comió frenéticamente, y se volvió a acostar.
El pelícano se acercaba lentamente, él lo veía con sus ojos entre abiertos, avanzando hacia él.
Cuando estuvo demasiado cerca se sentó haciendo que el ave retroceda y escupa una caja más. Tomó la caja y la miro sin saber que podía tener adentro; pensó que podría haber estado pensando antes de que el pelícano escupiera la caja, por curiosidad, la perforó, y todo estalló dejando la nada manchada con restos de órganos.

.

Ale24 de diciembre de 2007

Más de Ale

  • Vivir

    1512 lecturas | 0 comentarios
  • Esos...

    1252 lecturas | 0 comentarios
  • Anti Guias

    1140 lecturas | 2 comentarios
  • El Menos

    1259 lecturas | 0 comentarios
  • Hey!!!

    1782 lecturas | 3 comentarios
Chat