TT
Eterno Femenino 22 de diciembre de 2012
por alexandervortice
Algunas personas son conscientes de que están en esta realidad llamada vida no sólo para saborear la felicidad y resistir al dolor; sino también para avanzar interiormente mediante las relaciones con los demás y las circunstancias que nos ponen a prueba día sí y día también (la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero). Esto mismo sucede en las relaciones de pareja: durante siglos se ha hablado –sobre todo con voz poética, giros de pestañas y gemidos mañaneros- del eterno femenino: ese don que posee en exclusiva la mujer, y que logra impulsarnos hacia arriba, que nos eleva e, incluso, que nos puede hacer enloquecer.

El encantamiento de la mujer permanece con sumo poderío a nuestro alrededor, hasta el punto en que ellas han sido un dilatado y vigoroso argumento a lo largo de la historia, en todas las artes y en la vida en general. "Sólo lo incomprensible, lo inefable, lo infinito, lo eternamente femenino nos conduce al cielo", manifestaba Johann Wolfgang von Goethe. He de suponer que lo femenino se muestra como un hálito excelente, hálito que anhela y necesita también de lo masculino. Hombres y mujeres se aproximan a la perfección y a la satisfacción del "ser" en el momento en que se encuentran y se conocen verdaderamente, cuando se ven envueltos por el deleite de lo atrayente, de la sensualidad, de la tolerancia, de la pasión, de lo enigmático…(la fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas).

El entusiasmo hacia lo femenino hace correr ríos de tinta, de lágrimas y de sangre; hace que hasta los hombres más serios e inteligentes, fríos y metódicos caigan sin remedio en las manos de "la gran turbación", casi sin darse cuenta; ese síncope que aboga por la unión entre los individuos diferentes, tal vez dispares en apariencia, pero muy similares en esencia. Porque hay que unirse, unirse para ir lidiando con la soledad, y no para estar juntos, sino para hacer algo juntos, algo que haga perpetuar de alguna manera nuestros sentimientos, reflexiones y arrebatos. El uno y el otro, el hombre y la mujer, en el momento en que resuelven unirse de manera flexible, humilde y sincera, consiguen darle sentido al aparente sin sentido de la existencia que nos ha tocado por ventura. El acto de la unión hace que las fuerzas aparezcan una vez más, y que, inclusive, puedan comenzar a brotar respuestas a preguntas que creíamos que no podrían ser respondidas. Convivir con el eterno femenino es una manera de completarnos, de elevarnos y mudar.

El eterno femenino nunca deja indiferente al rudo espíritu masculino, es capaz de curar todo tipo de males terrenales, hace el hombre perdido se encuentre consigo mismo y con la otra parte de su ser que, sin saber cómo ni por qué, perdió en un momento dado de su existencia y que, al encontrarlo de nuevo, al fin se ve como hombre completo y cabalmente satisfecho.

Sigue leyendo a Alexandervortice arrow_downward

Incuestionable -1-
843 lecturas, 0 comentarios
Fúmame (iii)
1032 lecturas, 0 comentarios
IlusiÓn Óptica
1170 lecturas, 0 comentarios
Navaja Toledana Afilada Sin MÁs
1209 lecturas, 0 comentarios
Morbo Metafísico
744 lecturas, 0 comentarios
Chat