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No Acepto

No acepto al político que mercadea con rancias inclinaciones, y que solamente vocea vocablos presuntuosos. No acepto una discusión donde las palabras son balas recubiertas de somnífero, donde los ideales son explosivos que desgarran los cerebros de los eruditos, y donde el fuego cruzado alcanza sin remedio a los inocentes que no entienden de argucias basadas en la mentira que anhela devastar el bien común. No puedo admitir el hecho de que este país donde malvivimos sea un hervidero de víboras malcriadas y narcotizadas por el engreimiento. Por momentos me desvelo y le ruego a los astros que la sensatez llegue y ponga las cosas en su sitio, aunque sea demasiado tarde para todos, sobre todo para las personas que nada tienen que ver con la corrupción, la congoja social y la suprema inmodestia. El próximo día 19 de junio se cumplirán 2 años del fallecimiento de Juan Vidal Fraga, abogado, escritor y filósofo pontevedrés que, indudablemente, dejó en el momento de su partida un insondable vacío. Juan Vidal, aún en los últimos días de su vida, no aceptaba lo que estaba sucediendo, no se daba por vencido a la hora de estampar verdades a quién fuese: intelectuales y políticos, pasando por filósofos relativistas que basan su forma de vida en una comodidad ególatra que poco tiene que ver con la prosperidad de la mayoría, y mucho menos con la ecuanimidad. Juan tuvo que irse finalmente, y me consta que el “no acepto” rondaba por sus labios con sabor a picadura. Juan dejó constancia de que lo que estamos sobrellevando moral y económicamente iba a llegar, de hecho ha llegado y se ha acomodado sin sutilezas. A este respecto Juan Vidal nos dio ideas para que esto no sucediese, y publicaba en este mismo Diario el 12 de enero del año 2004 un artículo titulado “El rechazo y la sombra”, donde explicaba: “Nos han educado en el rechazo a múltiples cosas, y debemos revisar esta actitud, ya que es la causa de muchos de los problemas que tenernos. Si rechazamos algo estamos perdiendo la oportunidad de ampliar nuestras vidas. Ciertamente, hay muchas cosas rechazables: el crimen, las injusticias, la miseria, el hambre, etc. Pero, precisamente, todas ellas son hijas del rechazo. Conforme a la naturaleza humana, lo normal es, precisamente, lo contrario: acercar, acoger, recibir, auxiliar…” Muy posiblemente se nos ha olvidado lo que es acorde a la naturaleza humana, tal y como precisaba el bueno de Juan. Nos han educado en el rechazo al prójimo, en el “me lo llevo crudo”, y mientras esto continúe así, nos someteremos a todas los cánones inhumanos, sin preguntarnos el por qué de las cosas, aceptando todo lo que nos echen, por muy indigno que sea.
Alexandervortice14 de junio de 2011

2 Comentarios

  • Vocesdelibertad

    Un buen mensaje para quienes estamos en año electoral; estupendo recordatorio de actuar acorde a la nuestra naturaleza humana, mientras evitemos dar el paso para avanzar en la aplicación de la palabra amor más inhumanos seremos. Es cuestión del miedo y el desánimo ante la crisis que vivimos los que nos hacen acomodarnos aceptando todo lo que nos echen.

    Sin embargo, es un buen comienzo decirnos a nosotros mismos un "No acepto".

    Buena reflexión

    14/06/11 07:06

  • Susiunderground

    Juan Vidal... no le conocía. Tampoco es de extrañar, todas esas voces se sofocan para que no rebasen el redil más cercano. La educación del rechazo, como la llamaba Juan, también a mi me parece absolutamente revisable, pero con urgencia. Somos 'anti...', 'contra...' y otras lindezas que nos parece que nos ponen en la cima de 'lo más'. El lenguaje es ideología, y si empezamos a cambiar el modo de expresarnos, incluso si tenemos que inventar nuevas palabras que expresen nuevas necesidades, seguramente cambiaremos nuestra forma de enfocar lo ajeno... y lo propio, quizá más importante aún. Muy interesante.

    14/06/11 11:06

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