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Puñaladas Quincalleras

Ser es estar y viceversa, yo a esto no le daría más vueltas. Yo ni soy ni estoy, por lo cual, voy a lo mío y reniego de etiquetas o protocolos, de cortes de pelo amenizados o caramelizados por las modas propiciadas por estilistas parisinos. A su vez reniego de los códigos de barras que finalizan en 666 y de las cajetillas que no almacenan cigarros.

Busco el centro de la autenticidad porque la amplísima mayoría de personas que me rodean adormecen a consecuencia de la frustración y la desidia, y a causa de esto, suelen acomodarse en la derecha o en la izquierda, casi por inercia, sin pensar que puede haber algo más allá que no entiende de giros ni tendencias. No reto a rivales fáciles ni a rivales difíciles por motivos de vaguedad, prefiero cobijarme los días de lluvia en templos fingidos procurando así una vida que aún será vivida, aunque los días de sol hiriente me vea en la obligación de escupir verdades como antorchas por eso del qué dirán. Viajo poco aunque lo necesario. Para dormir solo uso dos gotitas de "Varon Dandy". Subo cuando los demás bajan, me caigo cuando esto ya me ha sucedido una docena de veces seguidas. Voy lento si es necesario ir deprisa. Borro mi pasado y revelo mi futuro a las personas que no les interesa. Leo frases de Descartes o Belén Esteban, ya que siempre he pensado que una cosa lleva a la otra, es decir, lo negro necesita de lo blanco y viceversa, y de todo tipo de personas podemos aprender, si es que las observamos y escuchamos con suma atención.

Rezo cuando mi fe se tambalea al padecer tantísimas apostasías. Doy gracias cuando ya he perdido toda esperanza, duermo como un niño cuando no he probado ni una gota de café y miro por la ventana cuando la lluvia ha completado su intención de humedecernos los cuernos y el alma. Sintonizo FM y AM me intenta sintonizar a mí. Charlo con un punk y me llaman "rebelde antisocial"; me tomo un par de birras con el enterrador de mi parroquia y enseguida me aseguro el rumor de que pronto pasaré a mejor vida. Jamás como las 12 uvas en Nochevieja por motivos de superstición añadida. Si me defrauda la vida me comprometo a echar una apuesta de la Primitiva, y si el sol da de frente con todas sus fuerzas, comparto desaires y niebla intensa. Soy porque quiero ser, no hace falta militar en ninguna corriente filosófica y/o política para saber que se es o se está donde realmente hay que estar y ser si uno así lo decide. Resarzo las heridas provocadas por mis enemigos transcurridos al menos 10 años de la ofensa, cuando ellos –olvidadizos agraviantes que ni sienten ni padecen- se creen a salvo gracias al amparo del tiempo, considerando que yo no poseo paciencia, que el ultraje está más que enterrado (nunca comiences una guerra, pero termínala siempre). Y si hago lo que hago es porque anhelo estar y ser positivamente, a mí manera, sin esperar nada a cambio, a no ser burlas insaciables y puñaladas quincalleras.
Alexandervortice16 de junio de 2013

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