Me apartó el pelo de la cara, me acarició el cuello con sus suaves manos y sonrió. Prometo que fue entonces cuando todo mi mundo se paró. Su sonrisa rompió en mi todos los esquemas que tenía sobre él. Lo estaba haciendo, sus caricias me llevaron a rozar una vez más el cielo y hacía ya mucho tiempo que nadie había sido capaz de hacerlo. Supongo que de eso de trata la vida, de ir improvisando y dejar que te sorprendan, para bien, para mal. Dejarte llevar, sin más, sentir.
Lo se, se que estoy enloqueciendo sin un por que, o quizás sin saber hacía donde me llevará pero es que me sienta bien cada una de sus pequeñas manías. Me dijeron que vigilara, que él era especialista en esto del amor y ahora
llevo su nombre marcado en la piel, así, sin más, sin necesidad de tinta ni aguja, pero duele, duele igual.
Apareció por detrás mío mientras yo andaba, sin esperarlo, y con un ágil movimiento me atrapó entre sus brazos. Ya nada podía matarme, ya nada podía acabar conmigo, ya lo había hecho él. Me cogió con sus brazos cariñosos por detrás, me besó el cuello y me susurró en el oído un: estas muy guapa. ¿Pero sabes que pasa? que las más simples palabras en él me parecen un mundo entero.
Ya no tengo necesidad de pensarte triste y con una botella en la mano. Te pienso ahora, te pensaré luego y quizás mañana lo sigo haciendo. Me cogiste de la mano, pasaste una y otra vez tus dedos por encima de los míos y vi en eso un acto de valentía no confesado. Vi en cada sonrisa tuya algo escondido, me di cuenta que me falta tanto por descubrir en ti, tanto camino por recorrer.
Se que tal vez no merece la pena nada de esto, se que tal vez él ni me piensa pero supongo que mi corazón recibe oxigeno a cada recuerdo suyo que me viene.
Antes, el ruido de las olas al romper con la orilla solía relajarme, y ahora hasta dormida tengo el corazón acelerado, ¿por ti? Sinceramente no lo se, tampoco quiero saberlo, solo quiero seguir sintiéndome así, sintiéndome libre y feliz.
No quiero precipitarme, no quiero acabar rota de ninguna de las maneras. Quiero algo a fuego lento, algo que haga renacer en mi todo lo que creí que ya había muerto.
