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Vergüenza

Hoy siento vergüenza.

Vergüenza de pertenecer a un país envidioso, corrupto, reaccionario, acomplejado, supersticioso, vengativo, aranero y conformista.

Un país donde multitud de cargos públicos dilapidan el dinero de los ciudadanos en faraónicas obras a mayor gloria del alcalde, consejero o presidente de turno, en el mejor de los casos, o roban, en el peor, sin que ninguno pague por ello.

Un país donde los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, base de la democracia, y que siempre, y remarco siempre, deben ser independientes, están controlados de facto por un grupúsculo de poderosos que manejan los destinos de cincuenta millones de personas desde la sombra. Un grupúsculo formado por los de siempre, los que llevan décadas manejando a su antojo la economía, la política y la justicia del país en beneficio propio.

Hoy comienza el juicio contra Baltasar Garzón. El linchamiento, diría yo.

Un linchamiento pendiente desde el día en que al juez Garzón se le pasó por la imaginación investigar los crímenes de la represión franquista. Los crímenes cometidos durante una DICTADURA. La semana que viene, será juzgado por prevaricación por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo mientras era juez de la Audiencia Nacional. La denuncia fue interpuesta por la  organización de ultraderecha "Falange Española de las JONS". Solo saber que se admitió a trámite dicha querella me produce escalofríos.

No es la única causa pendiente que tiene Baltasar Garzón. Hoy se le lleva a juicio por unas escuchas telefónicas realizadas al investigar el llamado "caso Gurtel", una trama de corrupción política vinculada al Partido Popular. Escuchas que fueron avaladas por otros jueces del Tribunal Supremo.

En una larga carrera judicial, el juez Garzón ha puesto en jaque al narcotráfico en España, ha acosado sin descanso a la organización terrorista ETA, ha investigado el terrorismo de estado provocando el desmantelamiento del GAL y la caída del gobierno del PSOE por implicación de ministros de dicho partido, ha intentado investigar a Henry Kissinger en relación con la instauración de las dictaduras de la década de 1970 en América Latina, ha promovido una orden de arresto contra  Augusto Pinochet por crímenes contra la Humanidad y por la muerte y tortura de ciudadanos españoles durante su mandato, ha acusado de genocidio a funcionarios argentinos por las desapariciones durante la dictadura de Videla...

Por todo ello, mereció el reconocimiento internacional, especialmente en Chile y Argentina, y es asesor del Tribunal Internacional de La Haya.

En España, lo que se consideró un gran trabajo cuando se trataba de sacar la mierda de otros países, se ha convertido en una ofensa, en un delito, cuando resulta que la mierda sale de nuestros propios culos.

Hoy siento asco de ser español. Asco y, sobre todo, vergüenza.
Alpana17 de enero de 2012

7 Comentarios

  • Serge

    Alpana:
    Amigo no debes sentir asco ni vergüenza de tu nacionalidad. La maldad y la corrupción son aspectos innatos del ser humano sin importar en que parte del planeta haya nacido.
    Uno siempre debe actuar de acuerdo a sus principios y convicciones, al margen de la basura del mundo, eso es lo que hace la diferencia.

    Un gusto leerte.

    Serge.

    17/01/12 06:01

  • Buitrago

    Mientras el poder judicial marche de la misma mano que el politico, nunca abra una justicia coherente y real, siempre salpicaran intereses, mande quien mande, gobierne quien gobierne que aqui si te doy la razon plenamente, no es lo mismo.
    Comparto opinión con Serge en cuanto a la verguenza... solo si es ajena Alberto, solo si es ajena.
    un saludo

    Antonio

    17/01/12 07:01

  • Miguelito

    Tu texto, amigo Alpana, me viene que ni pintado para desahogarme, yo también.
    "Roma no paga traidores". Eso se sabe de siempre, que es como decir, hazme el trabajo suicio, que yo sabré recompensarlo.
    No creo en la justicia, así que tampoco en ninguno sus elementos, ya sean jueces, abogados, secretarios, etc, etc, etc.

    Lo que ha hecho el juez Garzón no es digno de mérito, dado que es su trabajo. Lamentablemente eso, en este país, es la excepción que confirma la regla.
    ¿Merece ser alabado? Desgraciadamente sí. ¿Defendido? También. Porque defendiéndolo a él, defendemos de alguna manera una visión de la sociedad, una menera de entender la POLITICA, ese contraro social que ahora mismo nos han arrebatado, mejor dicho, que nos hemos dejado arrebatar. El juicio a Garzón es un golpe más, pero no el último.
    un saludo de miguelito

    17/01/12 11:01

  • Libelle

    Hay demasiados motivos ya para indignarse verguenza no asco bastante creo que me ire
    a Dinamarca en fin besos y no te rindas nunca.

    18/01/12 05:01

  • Alpana

    Serge, otras veces toca sentirse orgulloso. Hoy da vergüenza. La verdad es que últimamente, más que de ser español se siente vergüenza de pertenecer a la raza humana.

    Antonio, hace décadas había buenos políticos. Tanto de izquierdas como de derechas, que no estuvieses de acuerdo con las ideas de uno u otro es otro tema, pero había buenos políticos. Hace tiempo que son todos unos inútiles, además de mangantes y estómagos agradecidos.

    Miguel, no es digno de mérito, en efecto. Y sin embargo, es de los pocos que hacen lo que se supone que está implícito en su cargo. Sorprendente, ¿verdad? Cuando la corrupción llega a la judicatura, mal vamos.

    Libelle, ojalá la solución fuese largarse a otro país, pero me temo que en todas partes cuecen habas. Mejor a algún pueblo abandonado en medio de un monte. No me rendiré, no te preocupes.

    Gracias a todos por leer. Besos y abrazos.

    18/01/12 09:01

  • Gabrielma

    Alberto.
    Comparto tu indignación, pero hay "tantos" que se lo pasan por el ...
    Y espera, la de corrupciones que quedan por salir a la luz.

    Abrazos.

    19/01/12 10:01

  • Alpana

    Ya te digo, Gabriel. Hasta los "yernísiimos" se pringan. Algo no funciona.

    Un abrazo.

    19/01/12 05:01

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