La triste despedia
Deje que te fueras creyendo que no luche lo suficiente por esta
historia.
Deje que te fueras sintiendo que no quería retenerte
a mi lado.
Deje que esta historia se disolviera como un
castillo de arena.
Deje que te fueras de mi vida.
Te
deje ir y me sentí arrepentida
Confundida por la rutina creí
que ya no te quería.
Sentí que la magia se la había llevado el
viento.
Entonces con el correr de los días me invadió la
melancolía.
Y los días comenzaron a ser cada vez más opacos.
Ya no me desvelaba tu sonrisa, ni anhelaba tu compañía.
Ya eran mas ansiados mis momentos de soledad, que compartir algo
con vos.
Ya no importaba la hora de tu llegada.
El
deseo se apago.
Deje que creyeras que el sueño me vencía.
Deje que empezaras a notar la ausencia de mis abrazos.
Entonces en silencio proyectaba mi partida.
Fueron muchas
noches de desvelo.
Hubo muchas idas y vueltas en mi mente antes
de la decisión tomada.
No creas que no pensé en todo lo que me
dabas, la incondicionalidad de tu amor.
Pero solo te digo, en
ese momento creí que no bastaba.
No merecías que te quieran a
medias, vos te merecías todo no apenas un poco.
Deje que te
fueras retumbando en tu corazón mi adiós.
En ese momento solo
quería irme lejos de tu vida.
No te ofrecí ni un hasta
luego.
Solo quería comenzar de nuevo lejos de las heridas que
causa la rutina.
Me quedo grabada en mi memoria tu leve
sonrisa, tu largo silencio, tu marchar pausado.
Te llevaste
entre tus cosas, libros, tarjetas y un sin fin de preguntas sin
respuestas.
Quizás para vos esto era un arrebato.
Pero
puedo decirte que mi amor se fue apagando en cada tarde de estos últimos
e interminables días.
Se mezclo todo ante la decisión
inminente.
Te deje ir, y me sentí algo arrepentida.
Me
sentí confundida.
Quizás no se si alguien me ame como alguna
vez vos me amaste.
Pero las cartas están echadas, no hay
vueltas, no hay arrepentimientos.
Cada uno empezó de nuevo otra
etapa de la vida.
Vos con mi adiós clavado en tu pecho.
Yo con el peso de la despedida.
Alumine
(Silvina)