El sueño amarillo,
como un relámpago herido,
abre el camino y se esconde en el monte.
Es piedra en las piedras,
como los grillos,
y oculto le canta a la noche su nombre..
y ahí,
ahí estoy.
Bajo el rió en que duerme,
preocupado el barquero,
con un ojo abierto por si suelta los remos.
Impaciente esperando,
todavía esperando!,
que llegue de pronto el impacto fugaz...
Que cegue sonriendo,
todo el silencio,
iluminando sin miedo la voz interior.
Las raíces del cielo,
se tiñeron de acero,
iluminando de arrebato bajo el agua el silencio.
y ahí,
ahí estoy.
Que hermoso poema, melodioso llega a hurtadillas a la orilla de los sueños y como una haz de luz, suelta su resplandor para llamar la atención del lector.
Me ha gustado mucho, por su sencillez y su elegancia.
Un saludo.