Estoy buscando la palabra que se perdió, la que nunca existió. Estoy buscando el gesto que faltó, la sonrisa que tardó; la razón que nunca llegó… porque son increíbles las faltas que cometemos y que en ese momento no vemos. Me he dado cuenta que no se debe lastimar a quienes queremos, porque nos lastimamos también nosotros; y algunas veces no podemos curar la herida, y cuando brindamos esa persona ya no la quiere; o porque no la necesita de veras, o tal vez porque el rencor, el dolor, el orgullo y el despecho son mucho mayores. Si tiene una persona muy especial en su vida, trate por todos los medios de saberla querer y valorar; si ha sufrido una derrota, levántese, mire hacia delante aunque el instinto la engañe y voltee la cabeza un par de veces sólo para mirar a atrás… con el tiempo su historia será como cuando pasa en un auto por la carretera, que ve los árboles que pasan rápidamente y no vuelven, pero sin embargo, recuerda cada detalle de su tronco y sus ramas porque le prestó la atención necesaria. Acaso vuelva a ver a esa persona, y la mire como el viejo árbol que dañó un día, sin querer, sin pensarlo siquiera… puede que un día el árbol le dedique una sonrisa, una de ésas pasadas, de las que usted ya sabe. Pero no espere a ser feliz para reír, comience ya, y olvide sólo por dos segundos su vida, toda su vida. Podemos cambiar el futuro si hacemos bien el presente.

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