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Que más da si siempre es lo mismo,
Cada una de esas noches sin estrellas,
Desperdiciadas por un grito se superioridad,
Ocultas por el egoísmo en las miradas.
Sufrir, y como ella dice, preocuparse por mi.
Sus manos me curaron diez minutos de soledad,
Aunque su adiós, dejó palabras secas en mi garganta
Y frases que morían al anochecer, que gritaban
repletas de odio, en vez de llorar
Y demostrar su tristeza.
Ella no me deja por el día, mucho menos cada noche,
Pero en su alma oculta un secreto,
Esconde en la profundidad de su silencio,
Un pétalo amoroso sin luz, como la arena
Luminosa en el hondo mar.
Cada una de esas noches sin sol, desperdiciadas
Por un grito de superioridad,; aclamo el regreso
De mi amor junto al suyo y me ilusiona un nuevo
Beso entre nuestras bocas, conformándome con
Uno último, sabiendo que le pediré más, rogando por
Su último rezo, que me pida volver,
Aunque sea ese, el final de su historia.
Amanojaku Kaya 6
