He despertado con la sensación de que no te has ido, de que mi fantasma sigue acechándome día con día.
Me he enterado de que has seguido sin mí, que tenías toda una vida fuera de mi, en donde nunca encajé y sin embargo, me hiciste pensar que si.
Hoy te extirpo de mí, el último remanente de tu cáncer ha sido removido, mi alma ahora más triste pero limpia seguirá recordándote, mientras mi mente dice basta, que no da más y que deje todo atrás.
Tu fantasma, el remanente de enfermedad, la cicatriz, como quieras llamarlo, será eventualmente borrado con otras marcas.
Seré mudo testigo de como desaparecen poco a poco los recuerdos de ti, mientras me interno en solitario a mis nuevas tareas, esperando que algún día podré también seguir con mi vida.
Andrés, no te preocupes más.
La sabiduría popular que es muy sabia, dice que la mancha de una mora con otra verde se quita.
Quiero ver brillar por estos lares, esa morita verde que arranque tu pesar.
Que la vida es un cambio constante.