En tu cabeza, y en la mía, ya estamos juntos.
En nuestra imaginación estamos solos tu y yo, en una odisea al futuro y a la incerteza, con la certeza del deseo del otro.
En nuestros ojos se reflejan la admiración al otro, el deseo, la pasión de querer sacarle una sonrisa a todo precio.
Pero nunca hablamos de ello, nos sentimos seguros en nosotros pero inseguros en el otro, abiertos a que quieras a cualquiera, pero celosos cuando eso pasé, justos gratos e injustos egoístas.
Pero tu sigues allí, con esa sonrisa que me hace olvidar mi inseguridad, con esos ojos que nublan la mente y esa voz que me atrae como canto de sirena.
Cuando ya no estás, esa luz de tu presencia desaparece... La oscuridad vuelve a abrumarme, la llama de mi seguridad se vuelve a sofocar.
Me matan las ganas de hablarte, pero mi miedo de aburrirte con la misma conversación aparece.
Me matan las ganas de verte, pero mi miedo a darte asco aparece.
Me matan las ganas de decirte de frente lo que siento, pero mi miedo a que no sientas lo mismo aparece.
Mi miedo a caerme del espacio, donde me tienes flotando, en ese espacio infinito, lleno y vacio dentro de tus ojos.
En este momento, necesito sentir que puedo ser querido, aunque no sea así, necesito vivir una ilusión, necesito vivir un cuento con final feliz, aunque no haya ni cuento ni final, ni felicidad. Necesito creer que sientes lo mismo, para no desmoronarme del todo...
Te necesito, conmigo y en mi mente, ahora más que nunca...
Necesito hablar contigo, y no hacerlo nunca.
Muy buen texto Andres, como acostumbras.
Saludos cordiales.