No es fácil cuando te golpean una vez tras otra. Te sientes frágil y es cuando te das cuenta de que el corazón también se cansa. Poco a poco pierdes la fuerza que surgía de ti al principio, cuando creías que nada podría contigo. Y aquí estás ahora: hecha pedazos. Gritando a cada llanto que ya no puedes más. Perdiendo la esperanza a cada segundo que pasa. Sin saber que hacer para salir de la oscuridad que te rodea lentamente.