Quizá...
Quizá la solución no era encerrarse en el baño y ponerse a llorar, quizá no. Pero quizá aquel lugar de cuatro paredes era el único lugar donde se sentía segura. Quizá era el único lugar donde su cabeza dejaba de atormentarla con cada uno de sus defectos, con aquel "no te quieres, deja de engañarte", donde podía llorar agusto sin nadie que le dijese "Deja de llorar". Quizá no tenían ni idea por eso se lo decían, quizá no sabían que ya no podía más, que no podía volver a mirarse al espejo sin romperse los nudillos, que no podía sentir su autoestima alta por mucho que lo intentase. Quizá se había cansado de las críticas que la llevaron a todo esto y que quizá jamás iba a ser feliz. Pero quizá también el chico de al lado que tanto le gustaba le había sonreído y estaba tan ciega que ni se dio cuenta. Quizá sus amigos no le mentían y pensaban que era la chica más preciosa del mundo. Quizá no era el espejo sino ella el que se autoengañase. Quizá cuando abra los ojos sea demasiado tarde.
