Cae la noche y más allá de mi vista solo puedo percibir el olor de la tierra mojada por la lluvia. Yo sé que lo hice mal y me estaré torturando toda la vida. Porque realmente los errores son eso, equivocaciones en la vida que te ayudan a aprender pero siempre están ahí, esperando al acecho para salir a escocer cuando sea necesario. Pero aún así ese dolor es dulce, agudo, creciente, importante, porque lleva tu nombre y tu rostro. Tu perfume y tu mirada. Tu sonrisa y el sonrojarte. Ese dolor me gusta porque me recuerda lo grande que fue y que es el amor que siento por ti. Es distinto a lo que jamás había sentido. No diré único porque no es verdad, pero sí distinto. Es un amor loco pero maduro, un amor echo de paciencia, de esperar y respetar. Es un amor que te sube al cielo pero te deja los pies en el suelo. Te hace soñar pero vivir en la realidad. Es un amor que va más allá del capricho de querer tenerte entre mis brazos. Es besarte y sentir que no habrá nunca jamás nada mejor que el instante en el que decidí morir por ti. Porque yo sé que ahora mismo no encontraría nadie mejor que tu. Y eso no me gusta, porque no quiero vivir toda la vida esperándote, sabiendo que no vas a venir. Pero... ¿para que preocuparme de lo que sentiré mañana si hoy despierto con tu imagen y me gusta demasiado? El vértigo solo existe cuando hay miedo, y yo no tengo miedo a volar por ti.

AnnaventurSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos