Al caminar resonaban entre los árboles las hojas secas que se veian aprisionadas por nuestros pies.
Una bruma en hilos transparentes se movía sorteando los troncos pausadamente.
Al respirar, sentiamos como el aire cargado de humedad nos recorría el cuerpo hasta depositar en nuestros pulmones una sensación de frescor y melancolía.
Algunas veces, azarosamente, una piedra se adelantaba a nosotros al ser golpeada por nuestros pies. De la profunda oscuridad, emergian en ráfagas inesperadas, extraños sonidos de los habitantes ocultos del bosque. Entonces tu comenzabas a temblar y me apretabas la mano. Yo me refugiaba en tu mano temblorosa.
El frio nos acariciaba filosamente el rostro, en un intento fracasado de atravesarnos.
Las estrellas degajaban sus aristas intentando introducirse en nosotros, sorteando caprichosamente las ramas de los árboles.
La luna tamizaba en impulsos iregulares a la densa oscuridad...
Muy bueno, Artalia. Has dejado una fuerte impresi?n en tan bello caminar por la noche oculta y los miedos necesarios que debemos superar para sentirnos vivos, Y encuentro un texto lleno de calor y de vida. Un abrazote amositoso. Me gust? mucho c?mo has descrito la escena.