Sobre la Filosofía Vitalista
Con la que Me Explico El Mundo
06 de febrero de 2017
por arturo
Cada vez tiendo más a creer que los sucesos son relativos y dependen del observador, y por observador entiendo a cualquier sistema material capaz de obtener información o realizar mediciones sobre la realidad. El observador es quien determina el marco de referencia en el que se da el fenómeno del movimiento. El observador es el que determina los colores o la temperatura de las cosas. Pero observadores son tanto los objetos vivos como los inertes. Es un observador alguien que observa las estrellas nocturnas, pero también lo son un telescopio, una cámara de video o un reloj. Me he dado cuenta durante mis lecturas de divulgación científica de que el paradigma materialista insiste en estudiar la realidad confiando ciegamente en las mediciones que realizan estos segundos observadores no-vivos, los aparatos de medición. Los investigadores dicen a menudo que estas mediciones son objetivas y no subjetivas e imperfectas como las de los primeros. Para muchos de ellos, por ejemplo, la distancia de la estrella Próxima Centauri a nuestro sol es de aproximadamente 4.2 años luz. Esa es una medición objetiva en tanto así lo han determinado los aparatos que la Astronomía utiliza, y aunque no hubiera un solo cuerpo vivo en nuestro planeta, la masa del sol seguiría alejada de la de esa estrella a 4.2 años luz. En lo que no parecen reparar muchos materialistas casi religiosos es en el hecho innegable de que estos aparatos son observadores observados. Su existencia depende de los observadores vivos. En mi opinión de aficionado digo que es en los observadores vivos donde no sólo comienza y termina cualquier información sobre la realidad, sino también eso mismo que uno llama realidad. No niego con ello la posibilidad de acontecimientos potenciales más allá de lo que cada observador vivo pueda estar experimentando en un lugar o momento específico. Lo que me atrevo a negar es que eso mismo que aún no le ha ocurrido al observador esté ocurriendo sin él, en un universo independiente de él, fuera de él.
Con lo dicho hasta ahora no niego ni rechazo el profundo valor de los observadores inertes para la vida, ya que, en definitiva, estos aparatos le han permitido a mis semejantes crear el mundo tecnológico en el que vivo. Los aparatos nos ayudaron a sobrevivir desde que nuestros ancestros encontraran refugio en las cavernas. Gracias a ellos seguimos abrazándonos enérgicamente al tiempo y le es posible a mi generación saber lo que está ocurriendo en Marte en el 2017 o lo que ocurrió en la Luna en 1969. Gracias a estos aparatos u observadores no-vivos me estoy comunicando misteriosamente con usted. Pero de acuerdo a cómo concibo el universo, pienso que todo lo que los observadores no-vivos nos permiten experimentar ocurre en la mente de cada observador vivo, y mientras éstos no observan el aparato, toda la información que se está gestando en ese espacio temporal donde después se observará el aparato, permanece latente en lo más profundo de cada observador vivo.
Creo que el camino espiritual es el único camino hacia la unidad. La esencia de la que proviene todo ser vivo está ya en cada ser vivo. Por esa razón, no creo que exista una realidad extra-mental, o extra-vital. Creo en el viaje interior como el único viaje real. Como yo lo entiendo, cada observador vivo, consciente o no de sí mismo, es el universo observándose a Sí mismo.
2 Recomendaciones
Estoy de acuerdo con tu reflexión final. El universo observándose a si mismo. Quien ha podido des-identificarse de su propio ego comprende que nada lo separa del resto de la materia del universo.
Saludos.