Llego a casa. De nuevo, un día duro para mí, pero es sólo uno más. Me recuesto en la cama y pienso mirando al techo. Van 91.
Mi cabeza, empieza a estrujar mi corazón lentamente. Lo retuerce muy despacio, y no parará hasta que consiga sacar una lágrima de mis ojos.
Ahora que no estas, necesito contarte todo aquello que no te dije. Me pasaría horas hablándote. Entonces, cierro los ojos y te lo cuento. Te noto cerca, sonriendo, escuchándome. Siento el calor que me falta durante el día. Huelo tu perfume, noto tu abrazo, y finalmente saboreo tus labios.
Minutos después despierto. De nuevo te has ido sin avisarme. La oscuridad y la soledad vuelven a mí. Quiero correr, quiero escapar rápidamente de este sentimiento, que un día tras otro se repite, destrozándome por completo.
En la calle, todo tiene otro color, el cielo es gris, las hojas son sólo marrones y todos los edificios son oscuros. Pasan las horas, buscando mi momento, intentando olvidarme. Otro día sin ti, sin más.
De nuevo me acuesto.
Hoy no quiero que aparezcas, simplemente, porque no puedo soportar que te vuelvas a marchar.
Hola amigo.
un nostalgico texto, percibo al amor tras la muerte rondando entre tus letras, ese recuerdo que como deseariamos que fuese fugaz.
me ha gustado mucho, espero estes de lo mejor suerte.