En la noche oscura del alma solo te pido que permanezcas impasible a mis lamentos.
Cuando la vorágine del tornado destrone los pensamientos cuerdos, solo te pido que me tiendas tu aliento.
En el fragor de la batalla de conexiones inestables, solo te pido que tus palabras no cesen en mis adentros.
En la incertidumbre que me avasallara sobre qué camino escoger, solo te pido que siempre vayas tú guiándome cual lucero.
En el fuego fatuo que consumirá mi ser hasta el punto que solo quede de mi materia tan ligera como un copo de nieve en invierno, solo te pido que siempre seas el viento que me mantiene en movimiento.
Por qué cuando llegue ese momento solo te pido que seas tú.
