El deseo se presenta como una promesa esperanzadora de algo extraordinario.
Nervios, corazón, mente y lenguaje me empujan a la realización del deseo.
Pero conseguir lo deseado se vuelve un acto egoista y de competencia despiadada.
El deseo esta fuera, es cosa, es el otro.
El deseo me mide.
El deseo es mercancía.
Mi éxtasis vital, mis sensaciones, la agonía de estas palabras,
son amantes del deseo mercancía.
El deseo es una fría distancia con el otro ser deseante y propietario.
Es mi cuerpo enjaulado en los productos del deseo.
El deseo es ilusión.
Libertad que no se brinda, se ofrece.
Arena entre las manos.
Caracolas exhibidas en escaparates.
El deseo se presenta insolente y pide derecho sobre todo.
El deseo necesita de los hombres y las mujeres rendidos al trabajo mercancía,
por el deseo del dinero mercancía.
El deseo alienta la mercancía trabajo para obtener el deseo.
El deseo es el fantasma que ronda los sueños de las familias,
El romance de los novios,
Los suspiros de las prostitutas.
El juego de los niños.
La lectura del Corán, la Cabala y la Biblia y,
porque no,
de Das Kapital.
Amigo Freud
¿Como distinguir al Eros deseante de la civilización?
¿A que precio la sesión?
...so?aba que volaba...