Si hurgáis entre las letras
o pecáis de indecorosos
deseando desvestir una a una las palabras
que presumen de su irresistible encanto,
no temáis;
admito apenas poder controlar el arrebato
de hacerlas hablar
hasta extraer sus almas.
A veces sospecho
que son espías o informantes,
astutas embajadoras
asignadas a irritar
mi indiferencia.
"Profesionales",
(sería poco decir)