Con su mirada fija, perdida detrás de una ventana, comenzó a contar la historia.
"Presentía algo distinto.
Esa noche parecía estar envuelta entre mariposas negras.
Un gélido aire devoraba todo a su paso.
Nada lo detendría.
Durante días había aguardado por él.
Presagio.
Lucía su vestido.
Aquellas ropas habían sido usadas solo una vez.
Subió lentamente las escaleras.
El crepitar de los siglos debajo de sus pies.
Una fachada destruída cortejaba su figura,
(esa noche mas delgada que de costumbre).
Al llegar al sitio pactado, solo tuvo que elevar sus ojos para encontrar el cielo.
- No he venido a quedarme.
Devuelvo lo que no he dejado al partir.
Sin sangre he regresado a amarte.
He salpicado la cobardía sobre la tierra.
Hoy desespera lo que ya no cobija mi pecho.
Debo dejarte libre, si es que quiero existir.
Tomó su rostro entre sus manos.
La humedad penetraba por sus huesos.
Sus manos ajaron el vestido.
-Ven...
Corre amor mío, corre!