Aquà me tienes,
cautiva de tus golpes.
Franqueando la senda
que no lleva a ningún lugar.
Aquà me tienes,
atascada entre tus lágrimas.
Rodando por los túneles
de tu soledad.
Desde aquà te contemplo
obstruyendo tu sangre.
Anhelando protestas
de utópica libertad.
Desde aquà me refugio
del detestable silencio.
Autócrata implacable
entre el amor y la verdad.
Aquà estuve,
cuando perdiste el rumbo.
Equiparando amores
que no se terminan de esclarecer.
Y aquà me quedo,
cerrando tus ojos,
acariciando tus manos
hasta el amanecer.
Cubriré tu llanto
con el manto de mis hombros.
Persuadiré al olvido
para que venga por ti.
Y si es neceario,
devuelvo mis voces
callando el recuerdo
de lo que no ha de existir.