En su voz dormitan mis demonios.
¿Qué anhelará su boca saturada de mi deseo?
En un sólo acto traga mis miedos,
(ahora, sometidos)
No libra batalla su mirada.
¿Podria negarse la oscuridad a la noche?
Húmedo el beso que roza mi luna,
(ahora, ardiente)
Del campo, sólo el hálito que evoca el combate.
¿Quién, sin resistencia, podría reclamar su triunfo?
Sobran pasión, orgullo y tiempo,
(hoy, infinitos)