Había una vez, un lugar muy lejano, donde el muelle era salado, porque olía a sal cuando el viento jugaba a soplar y en las noches de bruma la luna se escondía en los barcos anclados al borde del mar, se cubría con algas para que no la pudieran hallar. Allí había un caballito muy blanco que no era del mar auque era de sal. Una tarde de invierno el caballito quiso hablar con el mar, pero el mar no lo quiso escuchar, estaba enojado porque el sol no quería brillar y tenía tanto frió que no lo podía soportar, así seguían pasando los días y todo seguía igual. Las sirenas sabían que en el fondo del mar había un brujo sireno que preparaba formulas mágicas para que no se derritiera la sal pero también que tal brujo era difícil de hallar porque no recibía a nadie que no fuera del mar. Ellas viajaron al fondo del mar y trajeron el pegamento para pegar la sal, con un pincel de cerdas de seda le dieron dos capas al caballito de sal y cuando estuvo seco ya pudo jugar. Ahora en ese lugar en las mañanas serenas se ve al caballito jugando en el mar y a las sirenas peinando sus cabelleras y también al sol que cansado de tanto brillar, quecada tanto bosteza y nubla el lugar.
Fin
Un bello cuento con un agradable final, es bonito que la gente se preocupe por uno y por sus sue?os, que a veces se cumplen.
Un saludo.