La Mirada de una Curiana.
Romance En Las Cañerías.
Mis manos, un entramado de llagas.
Mi pluma, una farola desgastada. Empieza a fundirse.
Mi papel, esa amiga agrietada en años.
¿Duele decir siempre lo mismo?
¿Duele arrancarme las uñas contra hormigón armado?
¿Duele ser doliente?
No.
Si en mitad de la madrugada se cuelan en tu habitación las ganas de pensar y las dejas reposar, su calor y su aliento te adormecen. Tapado en nieve, desnudo en cólera.
Truncado en mitad del pasillo sin importar qué veo, que siento. La última vez que mi majestad frenó las nubes con su gesto plateado, una curiana deslizó sus tacones por mis talones. Y seguí sus pasos, seguí el sonido de sus delicadas patas. Me adentré en un nuevo mundo tan cerca y tan lejos de mis rutinas. El baño.
Fuegos artificiales repoblaban los prados de la ventana, mis ojos estaban humedecidos.
Pronto le vi en la otra mitad del universo, le vi entrar protegido tras el espejo. Era un loco arrebatando sentido a aquel cuadro de estío. Era yo.
Afligido di media vuelta y allí estaba ella inmóvil con alas de vino, con ojos de cómplice de psiquiátrico. Esa cucaracha despreciada estaba ahora en el pasillo y me miraba. Estoy seguro.
Y la miraba.
Era el momento de mirar a los suelos y de verme la piel, y de entregarme a la plenitud de los astros. De entregarme a la inmundicia.
Porquería.
Sentirte sucio puede convertirse en una droga y sobre todo cuando es la única forma de demostrarte que sigues vivo. Así sientes, estás. En mi conversación de cloaca con aquella dulzura corrompida me sentí así. Sentía mis pulmones llenándose de incongruencias me apetecía vomitar palabras. Desgarrarme la garganta con aquellas palabras oxidadas que me hacían ver cucarachas en las noches de Junio.
Con aquella mirada clavada en mi piel pude trovar poemas desechos. Pude escuchar los cantos que se colaban por las cañerías años atrás. No volvían. Se enamoraban del eco.
Los cantos de aquel niño que jugaba con el agua y hoy el agua juega con él apropiándose de sus mejillas.
¿Es raro ver en la suciedad tu pureza?
Yo me pierdo cada noche en los infiernos para encontrar el cielo.
