Ella tiene la boca tapada con una cinta adhesiva, se la ha puesto ella misma.
El una mano cortada que aún sangra y mancha el vestido de su amante.
Sólo dos locos bailarían en esas circunstancias. Se guían por la voz de una fémina envuelta en cuerdas.
El granate se expande por el suelo, y las gotas gritan de dolor al golpearse contra él. Aún le quedan varios litros por sus venas ardientes.
- Enmudeces justo ahora, cuando te entrego mi sangre.- Ella mira sus labios casi con indiferencia y continúan mecidos en ese ritmo de despedida, seguramente no sabe que él sangra porque no puede tocarla.
Los segundos se agotan y la historia decae al olvido. El ya en el suelo, ella arrodillada junto a su cuerpo inerte. Se libera y sus labios son ahora los que bailan, sin música, sin fémina, sin cuerdas, y sin compañero de baile.
- Arrancaste tu mano de tu brazo, justo cuando necesitaba de tu roce.- Quizá él ignoró que se había precintado los labios para no pedir una caricia.
Se libera y sus labios son ahora los que bailan, sin música, sin fémina, sin cuerdas, y sin compañero de baile...exquísitas y siniestras letras.Brillante.