Eras un chico
cuando el ferrocarril pasaba y
traía las historias.
Dentro de aquellos viejos vagones
se guardaba tu música,
por los rieles oxidados del tren
transitaban tus protestas:
eres tú, Atahualpa,
quien dijo Basta Ya
a la Guerra de Vietnam.
Tu guitarra resonaba y resonaba,
bajo el cielo argentino, sentado
en una piedra.
En el centro de La Pampa
está Yupanqui,
el de los poemas tristes hechos canción.
Arrastradas por el mundo iban tus melodías,
llevadas por el viento cual bolsa plástica:
quién sabe dónde llegará.
Sin embargo toda bolsa tiene uso,
y tu música protesta sirvió para liberar.
¡Basta Ya!, decía el eco prolongado
que llegó hasta el patio de los gringos.
¡Gringos, go home!
Y 50 estrellas se fueron a lo alto.
¡Basta Ya!