Andas por las calles de
New York, buscando a Marilyn,
Dos o tres ideas, una lata,
Y aún así no estás conforme.
Porque eres Warhol,
de aquellos que buscan experimentar,
y prefieres un par de cuchillos
que cortan los sueños de tu prójimo.
Y es Marilyn, otra vez,
y es Mao, que murió en el intento,
una banana que aún ansío comer,
una lata -a mi parecer vacía-;
y eran unas cuantas botellas de Coca-Cola, aún intactas.
A pesar de eso eres Warhol,
y no pintas con pinceles,
y no imaginas con imaginación,
porque tus crestas son un ruido para mis ojos,
como la muerte silenciosa de los disturbios.
Y por eso eres Warhol,
pues te escondes en las esquinas
pensando que eres perseguido
-incesantemente-
por la bacteria del Renacimiento
que no has sabido atacar-
-Por algo temes a los hospitales-.
¡Entonces eres Warhol!
Porque quieres a las mujeres,
y amas a los hombres.
Porque trazado en tus bocetos
está tu biografía:
eres hombre,
eres mujer,
¡eres Warhol!
Así callan las calles de
New York, cuando Andy
Deambula por las avenidas
Y lleva bajo su débil brazo la estirpe de la humanidad.