Arde como la carta expuesta al fuego
el amor destrozado con amor sereno.
Lloraré tus besos, gritaré tus palabras,
limpiaré los oídos donde susurrabas.
No más, no estoy preparado
para una herida intrigante.
Cuando las aves partan hacia el norte
estaré cada vez más distante.
Quedan las cenizas y no renace el fénix.
Has partido ya, y he dejado mi cuerpo.
Los restos duelen como espinas que punzan
la dulce fruta negra que has abandonado.
Altamente poético