Voy a morir desde el sexto piso,
porque alrededor mío
rondan pesares,
y la tristeza no sabe volar
ni caer de pie.
Saltar hasta el vacío donde no sé respirar
- olor a aire -,
sabor a agua.
Simplemente agua que ahoga
y que con sus translúcidos brazos
ahocan, asesinan, ¡asesinan!
Voy a morir desde el sexto piso,
ascender las escaleras
hasta que las penurias mueran de sed.
Pues la tristeza no bebe agua,
no sabe beber.
Saltar y olvidar el paracaídas,
o llevarlo y no abrirlo
para cultivar rencor - o alegría-
en los que me estiman
-o los que me odian-.
Simples y sensatos deseos,
falta de amor,
amor con sabor a agua.
Beber, penetran sensaciones.
Tomar, y tener fuerzas para escalar, ESCALAR,
y morir desde el sexto piso.
Yo conocí un hombre maravilloso que se lanzó al vacío. Cási lo habia visto nacer, y murió desde un sexto piso a los veinticinco años. Le quería mucho. Era un Cielo y seguro que a pesar de caer tan bajo , volvió al Cielo. Merecía lo mejor.
Quizás no tentar la suerte, para no dejar tanto dolor. Con la muerte no se juega.
_ Me dejas de piedra Mejorana.
_Imagina cómo quedé cuando me lo dijeron.