¡Maldita sea!
He herido mi mano.
La mosca con alas rotas
por los aires no vuela.
El hombre sin su mano
no echa a volar su imaginación,
como las aves que se dirigen al norte.
No puede volar,
No puedo escribir.
¡Maldita sea!
He herido mi mano.
Se desgasta mientras escribo,
en cenizas se convierte.
¡Oh, triste esperanza!
De las cenizas no ha vuelto a nacer.
¡Maldita sea!
He herido mi mano.
Y mi amor veraz no he profesado