Ey, escúchame, necesito que lo hagas. Vamos a lanzar una botella al mar para comprobar si ella puede respondernos, para ver si ella con su sabiduría nos dice algo bonito.
Ey, no te vayas, porque aún nos quedar esperar si las nubes se van a disipar, porque a veces al sol le cuesta salir.
Pero no tengas miedo, solo quédate en silencio, sin pensar en qué harás mañana o por qué te dejarás llevar por la corriente, o por qué la vida cuesta tanto si al final vamos a pertenecer al infinito océano que hay delante de nuestros ojos.