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Escalofrio


Un pequeño destello, a penas imperceptible en la bulliciosa noche de la ciudad, dejó por un segundo que se medio vislumbraran las bellas facciones de Isabela...

Allí, casi oculta en aquel pequeño portal, encendió su cigarrillo; intentando no perder la paciencia. Entre bocanada y bocanada de humo, la pequeña luz intermitente de cada calada...daba la sensación de hacer pequeñas sombras chinas sobre sus labios.

Una fina llovizna embargaba la atmósfera, creando una halo mágico alrededor de cada faro de cada coche que pasaba de largo...ignorando su presencia.

Isabela, con verdadero sigilo, agarraba su Canon Eos 7D. No estaba dispuesta a perder otra vez la oportunidad de poder hacer por fin la fotografía que necesitaba. Con un gesto rápido tiró el cigarrillo y lo pisó. Se subió el cuello de la chaqueta y se apretó el cinturón. Se acercó la cámara a los ojos y empezó a disparar.

Al otro lado de la calle, ajenos a todo, estaba cenando una pareja en una mesa pegada a la ventana. Los pequeños visillos a penas hacían su papel, se podía distinguir perfectamente el interior. Isabela pudo enfocar la cara del hombre totalmente...Por un instante se quedó paralizada...

En su interior se arremolinaron todo tipo de emociones...Trabajaba para una compañía de seguros. En concreto verificaba la autenticidad de todos los casos, antes de que fueran liquidados. Este caso en concreto sólo había sido uno más...hasta ese momento.

Volvió a palpar su bolsillo nerviosamente buscando un cigarrillo. Su respiración entrecortada provocaba que el simple hecho de tomar aire...la hiciera sudar. Un escalofrío recorrió su espalda.

Una frase martilleaba una y otra vez su mente...- No puede ser, es imposible -.

Con la fragilidad del cristal sintió como su corazón empezaba a resquebrajarse. Cerró los ojos con fuerza apoyándose contra la puerta. Un pequeño sollozo emergió de su garganta...Era Angel...Angel...Angel...Una y otra vez como en una cascada sin fin...

Nerviosamente volvió a mirar en la pequeña pantalla la fotografía...y allí lo podía ver sonriendo...feliz.

Hacía un mes que había empezado a trabajar, después de estar ocho años retirada totalmente de todo. Había perdido a su pareja en un accidente en el trabajo y esto la sumió en una profunda depresión. Angel lo había sido todo para ella, así que cuando falleció, Isabela también quiso dejar de existir y casi, casi lo consiguió.

Sin pensárselo cruzó la calle todo lo rápido que podían sus pies...Se acercó a la ventana y empezó a pegar con su mano sobre el cristal,desesperadamente...La fina llovizna empapaba su pelo, caía sobre sus pestañas formando en su caída pequeños surcos negros desdibujados sobre sus mejillas...

En el interior de un coche aparcado en la acera de enfrente, Miguel, que estaba esperando a su novia; sintió tristeza al observar a una mujer tan joven y guapa, darle golpes al cristal de un negocio cerrado y casi en ruinas...
Beatrizcaceres28 de mayo de 2012

3 Comentarios

  • Aeron

    Vaya relato, lo que la tristeza y la melancolía pueden provocar en una persona. Me gustó bastante, sigue así (:

    28/05/12 10:05

  • Elnovelistadeoro

    sin duda los escritores, que hoy entran a tus textos no son los mismos que hace 3 años se nota la preparacion haciendo que los que lo hacen por hobbi sin hafan de prepararse como un servidor reconosca esta nueva ola de acercamiento cada vez mas a aquellos que no son solo escritores de cajon si no gente que ha gastado en el conocimiento mas que otros.

    aun siento que si tratas de ocultar el iceberg demasiado no se logra transmitir nada, me quedo esperando lo que tiene que decirle, aunque me halla atrapado demasiado la historia.

    28/05/12 04:05

  • Indigo

    Una historia con todos los recursos del suspenso, que la hacen atractiva.
    Saludo Beatriz.

    28/05/12 07:05

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