Así que salí de mi habitación, y me dirigí al salón sabiendo que tú estabas allí. Te vi. Estabas sentada en el sofá.
¿Dónde... dónde estabas sentada cuando yo lloraba?
Me acerqué a ti rápidamente, y te abracé fuerte, muy fuerte. El abrazo más fuerte que jamás hayas podido sentir te di. Llorando. Lamentando.
¿Dónde, dime, dónde estaba tu ternura mientras yo la necesitaba?