Tiene un sabor amargo
el desprecio; sabe a
noches pasadas oyendo
el rumor del viento;
a días de octubre sintiendo
tan solo el eco de
mil y un lamentos.
El desprecio es gris
como un sombrero muerto,
como un pájaro de alas
cortadas y un amor
que muere alejado
en el tiempo.
El desprecio es una sarta
de perlas engastadas
en un collar hecho
a destiempo;
un lecho de hojas secas
que se pudren por
mucho tiempo pasado
sin el calor de unos besos.
El desprecio no tiene ojos,
o quizá hayan sido
arrancados por el
dolor de un momento.
Quiero olvidar el desprecio,
dejarlo aparcado en
una calle oscura y
olvidar de una vez
este orgullo herido,
este amargo tormento.
como siempre , hermoso
un saludo