A veces no te amo todavía
para empezar a amarte
de nuevo.
Porque el amor nace
y muere cada día
y se convierte en algo
distinto en cada momento,
algo que he aprendido
agarrada de tu mano y
bebiéndome tu aliento.
Por la mañana te
amo con el amor
recién nacido, el
que apenas empieza
a abrir los ojos
muy temprano y llega
a la vida.
Te amo al mediodía
cuando mis manos
se afanan en caricias
que te alimenten, vida mía.
Y te amo en la tarde,
cuando se acerca ya la noche
con su túnica azul
y velos negros, que se ciñe
a mis sienes como
en un derroche
de amor y desvelos.
Te amo entonces al
lado del fuego,
y acaricio tus sienes,
tu frente y me quemo
en tu pelo hasta
arder por entero
de amor y deseo