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Cartas de Amor En la Distancia 11

Entraron en el cuarto que haba sido de Carlos y empezaron a sacar lo que haba dentro del armario, que en su mayora era ropa de cama y manteleras antiguas, casi todas ellas bordadas a mano por la abuela.
-Estas manteleras e igual los juegos de cama creo que nos los deberamos repartir entre las dos-le propuso Isabel a su cuada.
-Y Eulalia?
-No le gustan estas cosas-le contest encogindose de hombros. Ya sabes que se vuelve loca por los colores neutros, las lneas rectas y las ltimas modernidades que acaben de salir.
-Tu madre lo guardaba todo, por lo que veo.
-S, siempre fue muy ahorrativa y tambin muy de tener todos los recuerdos a mano. Si he encontrado en su cuarto algunos de los baberos que bord para nosotros.
-Y qu has hecho con ellos? Podras guardarlos para cuando tengas hijos.
Isabel no supo qu contestar. Era un tema doloroso que no le gustaba tocar, y se sorprenda de que Blanca, siempre tan discreta, lo hubiese hecho.
-Isabel-le dijo tocndole la mano suavemente- no lo digo para hacerte dao sino todo lo contrario. Los miedos cuando se esconden y no se habla de ellos se hacen ms grandes. Si los mdicos os han dicho que ninguno de los dos tiene problemas, no veo por qu te preocupas tanto.
-Problemas no tendremos, pero ya ves; llevamos mucho tiempo intentndolo y no me quedo embarazada.
Le dola decir en voz alta aquellas palabras, se senta fracasada como mujer, aunque supiese que no era culpa suya y que desde luego una mujer no lo era menos por no ser madre. Pero en el ms ntimo rincn de su corazn saba que eso tena mucho que ver con que Ana le haba dado un hijo a Gabriel y ella, hasta el momento, no haba podido.
-Y no habis pensado en la adopcin?-le propuso Blanca como quitndole importancia, mientras le ayudaba a doblar sbanas
-La adopcin?
Se atus el pelo, dndose tiempo para pensar qu decir.
-S. Cuantas parejas hay que adoptan un nio y ya luego con la tranquilidad que les da el tener un nio, consiguen otro biolgico. Es as-repiti al ver el gesto de duda de Isabel.
-No, nunca lo hemos pensado. Es una opcin, claro
Pero ella senta muchas dudas al respecto. ltimamente, incluso se haba planteado que quiz si los hijos no llegaban sera por algo. Aunque quera mucho a Gabriel en ocasiones le senta tan lejos que le daba escalofros cuando lo pensaba. Cuantas noches se sentaban juntos a cenar y si ella no se esforzaba por mantener la conversacin, permanecan en un incmodo silencio, espindose de reojo, atisbndose el uno al otro como cazadores furtivos. A ella se le haba ido a algn sitio la confianza en su amor, y a veces lamentaba no haber sido lo suficientemente fuerte como para no zanjar la situacin cuando haban tenido aquella crisis un par de aos atrs. Pero era dbil, y estaba demasiado apegada a Gabriel. Y l, por qu segua a su lado? En ocasiones se deca a si misma que tena que ser porque la amaba, pero pronto la atenazaban las dudas y se despertaba por las noches cuando un sudor fro, el del miedo, le empapaba la nuca. En esas ocasiones sola soar con Ana; la vea como un guila que merodeaba por encima de su cabeza y le arrebataba la manzana que se estaba llevando a la boca. Y siempre se despertaba temblorosa y sedienta, sentndose en la cama hasta que los latidos de su corazn volvan a su ritmo normal. Gabriel no se despertaba nunca; su sueo era tan profundo que ni un caonazo le despertara. En aquellos momentos ella le miraba con un sentimiento cercano al odio, aunque luego se avergonzase de ser tan mezquina. Cmo poda culparle de algo que era un simple sueo? O no? Nunca estara segura del todo mientras la sombra de Ana le rondase.
Despus de trabajar toda la maana haban conseguido reunir una buena cantidad de ropa que llevar a la parroquia y como ni Eulalia ni Blanca parecan muy dispuestas a hacer el corto trayecto, fue Isabel quien en varios viajes carg las bolsas en el coche y se puso en camino. Era apenas un paseo de diez minutos pero le sirvi para rememorar sus tiempos de infancia, de sus idas y venidas al colegio, que estaba al lado de la iglesia. En aquella poca del ao los rboles estaban todava sin hojas y el cielo era gris, pero a pesar de todo, ella era capaz de recordar aquellas gloriosas maanas de primavera, cuando el aire se cargaba del aroma de las mimosas y ella caminaba ligera y animosa, una nia de trenzas rubias y sed de nuevos saberes. Haba pasado mucho tiempo y haban llegado cosas buenas y malas. Ahora ya era una mujer, aunque las ganas de aprender seguan intactas, a pesar de que ya muchas de las ilusiones infantiles se hubiesen quedado en el camino.
Aparc justo delante de la pequea iglesia romnica, cuyas piedras guardaban recuerdos de tantos siglos. Cuando viva all ni miraba el pequeo y humilde edificio, pero desde que se haba ido, volver de vez en cuando y sentarse en los gastados bancos de madera mientras ola el familiar aroma de la cera y el incienso eran un blsamo a su alma atormentada. En ningn otro lado se senta tan cerca de sus orgenes. No haba nadie a aquella hora en el interior del templo, y ella entr despacio, temiendo el sonido de sus botas entre aquellos centenarios muros. Dud, sin saber qu hacer, y ya estaba dispuesta a salir para acercarse a la casa rectoral cuando una voz femenina, algo cascada por la edad, la hizo detenerse.
-Buscas a alguien, muchacha?
Se gir para encontrarse con una mujer que a juzgar por las mltiples arrugas que le recorran la cara y por lo encorvado de su figura, debera estar cerca de los ochenta aos. Iba totalmente vestida de negro y era pequea y delgada hasta la extenuacin.
-Buenas tardes. Buscaba al prroco, para dejarle esta ropa. Creo que es l quien la recoge, no?
-S, pero no estar hasta dentro de una hora al menos. Si quiere dejrmela a mNo tema, me ocupo de abrir la iglesia y de que las velas estn encendidas. Vivo en la casa de al lado.
Isabel record. Esa anciana, entonces, era la abuela de una de sus antiguas amigas de la infancia; y as se lo hizo saber. Ella pareci abrir con ms inters sus ojillos, llorosos y algo turbios por la edad.
-As que entonces t eres la pequea de las hijas de Natalia.
-S, soy Isabel. Conoca bien a mi madre?
Ella pareci dudar. Call unos instantes, y retorci el delantal antes de contestar.
-Bueno, era la maestra, todo el pueblo la conoca. Pero adems hubo una poca en que pasaba mucho tiempo en la iglesia.
Isabel se extra. No recordaba que su madre fuese excesivamente religiosa. La anciana debi de notar su confusin.
-Eso fue hace mucho tiempo, antes de que t nacieras. Cuando esta parroquia la llevaba el padre Vctor.
Una luz se encendi en su cabeza.
-El padre Vctor?
-S, uno de los mejores prrocos que hayamos tenido aqu. Vctor Medina era su nombre
Beth10 de octubre de 2011

11 Comentarios

  • Endlesslove

    “Los miedos cuando se esconden y no se habla de ellos se hacen más grandes”. Es cierto…
    Seguimos con Isabel en la iglesia a ver que averiguamos del padre Víctor.
    Un abrazo Mabel.

    11/10/11 06:10

  • Beth

    Yo también estoy impaciente por saber quien era ese misterioso padre

    11/10/11 07:10

  • Serge

    Beth:
    "Le dolía decir en voz alta aquellas palabras, se sentía fracasada como mujer, aunque supiese que no era culpa suya y que desde luego una mujer no lo era menos por no ser madre".

    Víctor medina era el padre de la iglesia. Natalia se enamoro del padre ...

    Cada vez más interesante.

    Un beso, amita.

    Sergei.

    11/10/11 09:10

  • Beth

    Qué astuto eres gatito

    11/10/11 10:10

  • Laredaccin

    muy interesante.
    Tengo una duda ¿la novela la tienes terminada?
    Saludos.
    Esteban.

    12/10/11 02:10

  • Beth

    No, esta no. Voy escribiendo poco a poco, tengo unos cuantos capítulos más que voy colgando en un foro de la UNED del que formo parte y donde hay un Páter que tiene ya montado su club de fans entre las chicas. Pero esto es primicia; escribo uno o dos capítulos diarios, y nunca se lo que escribiré mañana; depende de por donde sople el viento o de qué humor me levante ese día

    12/10/11 02:10

  • Vocesdelibertad

    Madre mía! no haré conjeturas, lo juro. Me encanta tener un encuentro con este uso que le das al idioma, interesantísisisisisisima!

    14/10/11 05:10

  • Beth

    Mejor no, no hagamos conjeturas que podemos caer en el pecado

    14/10/11 05:10

  • Danae

    Uyyyyyyyy, mejor sigo leyendo sin conjeturas, como dice nuestra amiga Avelibre. Por lo demás, la lectura es fluída aunque perfiles tus personajes de una manera muy completa y densa.

    25/10/11 05:10

  • Danae

    Quise decir, nuestra amiga Voces. Un beso.

    25/10/11 06:10

  • Beth

    Intento que sea amena, Danae, aunque a veces yo misma me lío y me cuesta continuar. Espero no aburriros demasiado

    25/10/11 07:10

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