Como una Cenicienta
con zapatos de cristal
yo veo pasar la vida
a través de un vitral.
Esta mañana me has
dejado un regalo
de angeles alados,
de aguerridos guerreros
y violines de ensueño cuyo
sonido se enreda en mi pelo.
Y mis sueños se unen
cada noche a los tuyos
y nos llevan a mundos de antaño,
con trajes de época, con
castillos, bosques y caballos.
De tu mano paseo
cada noche, alimentando
tu alma y la mía y
alejando el más nimio
rumor de reproche,
abriendo la puerta
para que salga y se
escape la melancolía
Tendré que hacerme uno de vuestros caballeros, para formar parte de su guardia personal; claro con permiso de su majestad el rey.
Ahora si su voluntad lo desea; ¿podría decirme mi reina en donde se encuentra el dragón o la quimera que he de abatir para ganar el favor de su excelencia?
Señora mía...es precisamente la elegancia en su decir lo que sí puede presumir en su escribir. Le ruego me disculpe por lo de las ratas, pero se afanan en aparecer en el fondo de mi imaginación.