Desde antes de nacer,
cuando no había
llegado todavía a mis
células la vida,
cuando aún era solo
un proyecto, un deseo
de amor entre nubes
prendido; desde tan
atrás ya era yo
toda tuya, como
la espuma del mar
y las piedras del río.
Y cuando sólo era
un bebé de azules
miradas
que sin ver todavía,
veían, ya entonces
a ti solo te miraba,
sin saber ni siquiera
lo que veía.
Y te quería cuando
era una niña de
rubias coletas que
a disfrazarse jugaba,
con ropas antiguas,
puede que recordando
mil y una vida perdidas.
Y era tuya la jovencita
que se despertaba al
amor y que tantas cosas,
sin saberlo, sentía.
Y tuya fue la
mujer, la que conoció
el dolor, la tristeza,
hasta en ocasiones
la tremenda agonía
de mil noches en vela
y desdenes de acero
que en su carne se hendían.
Y ahora, cuando
todavía es verano
pero el otoño se acerca
y mil hilos de plateados
amenazan ya mi
dorada cabeza;
ahora todavía soy
tuya y aún, aunque
no sé por cuánto
tiempo, en mi ventana,
mirando la vida a
través del cristal,
aquí pensando...
te requiero, te añoro
y si, te espero.
La pena, David es que como soy algo mucho ciclotímica, puedo estar en el cielo y media hora después en el suelo. Pero bueno...aprovechemos el momento. Un beso
Querida Beth, este poema quizas es el que mas me ha gustado de todos los que he leido de ti. Los primeros versos estan sacados desde otro unierso de palabras que acompanan esa idea tan bella como si fuera aghua suave hacia su destino y los ultimos versos, son detallados como tus perdularias preciosas. Un beso muy fuerte.
Gracias querida amiga. Este poema ha venido inspirado por un sueño, no mío si no de otra persona. Pero a veces basta una idea ligera,una palabra tan solo para que salga algo, mejor o peor. Un beso