No quiero que te conformes
y te des por vencido,
aunque el mundo no
sea sencillo, sino más bien
un lugar inhóspito,
frío y a menudo sin sentido.
Pero tras un largo camino,
de todo lo compartido,
tú y yo debemos ser capaces
de retar hasta al Destino,
de encontrar nuestro lugar
y juntando rama a rama,
construir en lo alto
de ese árbol, del más verde,
nuestro nido.
Un lugar confortable
donde el sol venga
cada mañana
a calentarme la cara,
a solazarme el alma.
Un nido para los dos,
donde nunca lleguen
las largas manos de la Oscuridad,
donde el aire sea dulce y puro
y podamos con rayos de luna
trenzar una cortina plateada
que nos proteja, en las noches
de invierno, de la fría bruma
Abruman unas letras tan evidentes como sinceras
un gusto leerte siempre
besos
Antonio