Cuando el alma me duele
como si un lobo me la
acariciase con furiosas dentelladas
y todo se vuelve negro;
cuando la vida me da
la espalda y no sé
cómo seguir y ni escribir
poemas me salva...
entonces llegas tú, como
el séptimo de caballería,
para sembrarme de esperanza.
Como un Custer resucitado,
aunque sin pañuelo rojo
y sin más arma que tu amor,
llegas de repente y donde
antes había sombras ahora
luce el sol.
Me basta un solo gesto
para que lo malo se vaya,
el sol entre por la ventana
y recuerde tus ojos
cuando me miran y me tiñen
de añoranzas.
Pero que bonito te ha salido. Como quiero a esta mujer, si no existiera habría que inventarla.
Mua, te quiero.
Pol.