En ocasiones la vida nos cansa y
y pedimos a gritos que alguien
nos tome de la mano y este
devenir absurdo se detenga
un minuto entre el ruido y
la desesperanza.
A veces el camino se hace eterno
y necesitamos una puerta
que se abra, una mano
amiga y una palabra
amable que haga surgir otra vez
un renacer, desear una nueva andanza.
Y cuando esto es negado
y cada día evitamos
asomarnos al alba,
entonces es cuando rogamos
más que nunca que de
alguna manera al alma
que sufre le sea regalada
pronto la calma
Cuantos momentos, gran cabecita amiga Beth
Me ha gustado
Antonio