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La Casa de la Colina 3

Todo el invierno y la primavera hubieron de pasar, hasta que llegó de nuevo el verano y volvimos a coincidir durante las vacaciones. Yo había cambiado bastante más que él, y quizá fue ese cambio lo que hizo que empezase a mirarme de otra forma. Ya no me trataba del todo como a una niña, aunque seguía viendo él cierto aire de suficiencia y de protección a la vez. Pero ahora cuando salíamos a tomar un refresco o íbamos al cine de verano, donde daban exactamente las mismas películas que ya habíamos visto el verano anterior, me prestaba bastante más atención. No se si se debía a que mi conversación era más suelta que el año pasado o que a mi talla de sujetador había aumentado.
Cuando acabó el verano se nos hizo difícil pensar que tardaríamos un año en vernos de nuevo, y Lucas me pidió permiso para llamarme por teléfono y para ir a mi ciudad a verme en alguna ocasión. Vivía a pocos kilómetros, y no sería tan complicado. Me pareció tocar el cielo con las manos al darme cuenta de que sentía algún interés por mí.
Me había hecho bien recordar los inicios de mi relación con Lucas, cuando los dos éramos tan jóvenes e inocentes que no esperábamos que la vida nos deparase más que felicidad. El tacto de la agenda de tapas rojas me devolvió a la realidad actual, cuando mi vida estaba en peligro. Leí de nuevo la primera página, quizá para convencerme de que ni lo había soñado ni era una fantasía mía.

"Desde lo más profundo del sótano me ha llegado anoche, cuando estaba subiendo las escaleras para acostarme, una voz gutural que pronunciaba mi nombre. Y en el mismo instante, como si un imán o una cuerda invisible tirasen de mi, no pude evitar volver sobre mis pasos y bajar a ese sótano tenebroso en donde solo puse los pies en una ocasión. ¿Qué esperaba encontrarme allí? No acierto a decirlo, pues estaba como en estado de trance, sin ser yo mismo quien movía los pies, paso a paso, sino que tal parecía que una fuerza oculta me empujase.
Nada más entrar me saltó a la nariz el nauseabundo olor metálico de la sangre apozada, como cuando en los pueblos se hace la matanza del cerdo. Me detuve; y confieso que me temblaban las piernas, pero la curiosidad era bastante más fuerte que el miedo, y seguí avanzando. Aunque llevaba una linterna en la mano, la oscuridad reinante hacía que todo se viese en medio de una penumbra, donde los muebles viejos y los trastos emitían unas sombras amenazadoras, como gigantes dispuestos a abalanzarse sobre mí cada vez que avanzaba un paso. El olor de carnicería era cada vez más profundo, y saqué del bolsillo de mi pantalón un pañuelo para taparme la nariz. Instintivamente, empecé a respirar por la boca.
Entre una cómoda de nogal a la que faltaban varios cajones y un sofá destripado del que salían los muelles como resortes de un muñeco de feria, sobresalían unos pies calzados con negros escarpines de terciopelo. Eran pies pequeños y estrechos, que se prolongaban en unas piernas finas y esbeltas, enfundadas en medias blancas, caladas, como las que usaban hace más de dos siglos."

Seguí leyendo, a pesar de que cada frase era como un nuevo puñal que se clavaba en mi corazón. Pero tenía que saberlo todo.

"Avancé un paso para ver más claramente la figura femenina que yacía en el suelo. Quedé horrorizado al ver el cuerpo inerme de una hermosa mujer, morena, con la piel muy blanca, como de alabastro, en evidente estado de gestación, y de cuyo pecho sobresalía un puñal, clavado justo en el corazón. Ahora me dí cuenta de donde procedía aquel horrible olor metálico, a sangre, que ahora era más fuerte que nunca. Me tapé con más fuerza la nariz, pero allí la sangre se respiraba en el ambiente, todo el lugar estaba empapado en el aroma denso y pesado de la sangre. Sentí que me mareaba, y tuve que apoyarme en uno de aquellos viejos muebles apolillados".
"Inmediatamente una pregunta quemó mis labios. ¿Quién era esta mujer, y que hacía en el sótano de nuestra casa? ¿Cómo se lo iba a decir a Marta? Nunca me creería. ¿Tenía que llamar a la policía? Me fijé en que la mujer tenía los ojos abiertos, unos hermosos ojos marrones, ahora vacíos de vida, fijos en algún lugar inexistente. Inmediatamente me vino a la cabeza la idea de que me gustaría poder capturar la última imagen que se quedó prendida a su retina. Seguramente sería la cara de su asesino. Y esto me llevó a pensar qué sintió él, quien la hubiese asesinado, en el momento de hundir el puñal en esa carne blanca y tierna que se entreveía por el escote rasgado de su traje. Por un momento, sentí envidia de él, quienquiera que fuese. Me dio por pensar que nadie más que quien tiene en su poder, en su mano, la vida de un semejante, puede sentirse tan poderoso.
¿Querría yo gozar de ese poder? Intentaba desechar esa idea de mi mente, pero la vista de esta hermosa mujer, ahora muerta, me revolvía las entrañas y me causaba un extraño placer, que no confesaría más que a mi mismo. Me resulta sensual y atractiva esta figura tendida en el suelo, abandonada a su suerte, patética y despojada violentamente de la vida".
Beth18 de septiembre de 2010

8 Comentarios

  • Norah

    Beth,, insisto en que me fascina tu manejo de los tiempos, y ahora ese plus de erotismo siniestro, muy bueno, a la espera del próximo capitulo, cariños.

    18/09/10 03:09

  • Beth

    Muchas gracias, Norah. Espero poder seguir adelante, porque estas escenas me cuesta mucho relatarlas, pero poco a poco, trataré de ir avanzando.

    18/09/10 03:09

  • Vocesdelibertad

    Beth, el misterio crece en cada relato, cada vez que te leo me quedo imaginando qué sucederá, tus descripciones son geniales.
    Sigo contigo...

    20/09/10 07:09

  • Beth

    Y yo que me alegro, Voces. A ver que nos depara esta rara situación y en que acaba la cosa, porque yo tampoco lo se

    20/09/10 09:09

  • Serge

    Beth:
    Amiga de la mirada, tienes una imaginación que encanta.
    Y si eso encontro en la primera página del diario, sabe Dios que habrá en las siguientes.

    Un gusto leerte.

    Sergio.

    21/09/10 11:09

  • Beth

    A ver que vamos descubriendo, querido Sergio

    22/09/10 10:09

  • Nemo

    Que bien!!!... te sigo...

    28/10/10 05:10

  • Beth

    Vaya, me alegro, Nemo, de que te haya interesado para leer algo más

    28/10/10 05:10

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