TusTextos

La Casa de la Colina 33

También en sus ojos atisbé la misma luz que los iluminaba cuando estábamos juntos y me miraba. Inconscientemente nos acercamos un poco más y creo que, de no haber sonado en aquel momento mi móvil, hubiésemos llegado a besarnos. Me sobresalté. Eran las cuatro de la mañana. ¿Quién podía llamarme a esas horas? Me fijé en la pantalla y me asusté al ver que era Jaime. Dudé si cogerlo, pero sería peor que no lo hiciese. Descolgué el teléfono y me encontré con que me preguntaba, entre crispado y furioso, qué donde estaba. Había vuelto antes de lo previsto y se había encontrado con la sorpresa de que aunque mi coche estaba en el garaje, yo no aparecía por ningún sitio. Por la cara que puse, Lucas se dio cuenta de que estaba en un aprieto y me escribió algo en el bloc de notas que siempre llevaba encima. Arrancó la hoja y me la puso delante. Había garabateado unas palabras en ella

Inventa algo, dile que has tenido que salir por una emergencia

-Escucha, Jaime, es que ha surgido un imprevisto y me he tenido que marchar hace unas horas. Mi tía Luisa, si, la de Barcelona, que está grave, y necesita que alguien esté con ella en el hospital. No, no me llames, tendré el teléfono casi siempre desconectado. Yo procuraré llamarte cuando pueda. Vale, hasta luego.
Cuando colgué estaba sudando de miedo y de nervios. Me temblaban tanto las manos que Lucas las cogió entre las suyas y me agarró fuerte para detener el temblor. No se exactamente quien dio el primer paso; sólo se que nos abrazamos y yo me aferré a su cuello en busca de calor y de protección. Fue inevitable que nuestros labios se unieran en ese beso que habíamos pospuesto tanto tiempo, y que creo que los dos necesitábamos.
-Perdóname-me dijo, abrazándome todavía. Supongo que ni pude ni quise evitarlo. Pero no me arrepiento.
-Yo tampoco-le contesté en voz baja. Pero no se si es buena idea iniciar algo antes de aclarar todo lo que tenemos pendiente.
Me detuvo con un gesto.
-Esta vez vamos a intentar hacer las cosas bien. Iremos despacio y antes de nada, tenemos que ocuparnos de lo principal, de lo que verdaderamente tiene prisa. Piénsalo bien, ¿tiene manera de comprobar que esa tía tuya no está enferma?
-Mi tía Luisa hace tres años que murió.
Hizo un gesto de no entender nada.
-Jaime no lo sabe. Había cosas que ni me molestaba en contarle porque sabía que no le importaban. Así que no podrá hablar con nadie y hacer comprobaciones.
-Bien, pues es algo menos de lo que preocuparnos. Ahora procura dormir un poco, yo voy a hacer algunas llamadas.
-¿A estas horas? ¿A quien vas a llamar?
- A un par de compañeros para que le vigilen durante un par de días. Descansa-me dijo, besándome en la frente. Sus labios estaban tibios y eran como un bálsamo que me curaba del miedo.
Estaba ya en la puerta cuando volvió sobre sus pasos, y sentándose en la cama, a mi lado, me tomó las manos entre las suyas.
-Debemos ser muy prudentes. No quise decirte nada antes para no preocuparte, pero de la Europol me llegó un correo esta noche diciendo que han encontrado a esa chica que desapareció en Francia.
-¿Muerta?-pregunté con un hilo de voz, aunque ya sabía la respuesta.
A pesar del miedo que me atenazaba la garganta, el cansancio pudo más. Cuando Lucas salió, dejando entreabierta la puerta del dormitorio, yo me arrebujé más en las mantas, haciéndome un ovillo, y abracé la almohada que él había usado. Todavía guardaba algo de su calidez y de su olor, y sintiendo esa tibieza en mi cara, me dejé arrastrar poco a poco al mundo de los sueños.
Alguien me abrazaba, sentía en torno a mí el calor de otro cuerpo, y esta sensación, ya casi olvidada, me resultaba tan placentera que decidí no abrir los ojos de momento. Quería seguir soñando, que el bienestar no me abandonase al despertar y me encontrase de nuevo sola. Poco a poco saqué mi brazo derecho del suave abrigo de las mantas y lo deslicé hasta mi costado. Palpé un bulto suave que se apretaba a mi lado, una tela de franela, una mano pequeña que se abandonaba laxa y confiada en la mía. La sorpresa me hizo abrir los ojos de golpe. No era Lucas, desde luego. Pegado a mi dormía, con la confianza con que solo los niños son capaces de hacerlo, Martín. Y Sergei yacía a los pies de la cama, hecho un ovillo. ¿Cómo habían llegado los dos hasta aquí? Por la ventana, a pesar de que las cortinas estaban echadas, se filtraba algo de la fría luz invernal; señal de que ya hacía tiempo que había amanecido. Me escurrí suavemente de la cama, con tiento de no despertar a los dos durmientes. Pero el gato tenía el sueño ligero, y abrió un ojo, mirándome con displicencia y algo de inquina por haberle molestado. Hice caso omiso de sus reproches; ya me estaba acostumbrando a ellos; y me calcé las zapatillas. Salí de puntillas de la habitación y cerré la puerta con cuidado. No se oía nada en toda la casa. ¿Habría salido Lucas? En la cocina no había nadie, y su coche, según pude ver a través de la ventana, estaba aparcado donde lo había dejado anoche. Al final le encontré en el salón. Se había quedado dormido encima de la mesa, con la mejilla sobre su bloc de notas. No quise despertarle, así que le tapé como pude con la manta que estaba en el sofá, y despacio me apoderé del diario de tapas rojas y me fui al sillón para seguir releyendo lo que Jaime había escrito.
Beth23 de diciembre de 2010

5 Comentarios

  • Norah

    Descansa-me dijo, besándome en la frente. Sus labios estaban tibios y eran como un bálsamo que me curaba del miedo , buen climax Beth, ansiosa espero lo que ha escrito Jaime, Beso grande.

    23/12/10 03:12

  • Beth

    Ay, Nora, mucho me temo que Jaime es incapaz de escribir nada que sea agradable.

    23/12/10 04:12

  • Norah

    Ya lo se, Beth, pero quiero leer, beso grande.

    23/12/10 07:12

  • Serge

    Beth:
    Amita querida ya casi son las fiestas navideñas y tú con este problema.
    Ahora que ha regresado jaime estaré más atento para protegerte con uñas y dientes.
    Un abrazo y muchos ronroneos navideños.
    Que tengas una navidad linda a pesar de todo.

    Sergei.

    23/12/10 09:12

  • Beth

    Alteza, teniéndote a mi lado, y con Lucas también, no hay que temer. Seguro que las Navidades serán hermosas. ¿Quieres algún pescado especial para estas fechas? Un beso a mi gatito

    23/12/10 09:12

Más de Beth

Chat